1321: María de Molina, Dama de hierro del medievo

El 17 de julio de 1321 fallecía María de Molina, reina de Castilla y León junto a su marido Sancho IV, regente durante la minoría de edad de su hijo Fernando IV, y regente también junto a su nieto Alfonso XI.

Dama de hierro de la política castellana, María Alfonso de Meneses fue, sin duda, una de las más fuertes personalidades femeninas de la Edad Media.

Hija del infante don Alfonso de Molina y nieta de Alfonso IX de León, María de Molina contrajo matrimonio con su primo carnal Sancho IV de Castilla, un parentesco que impedía la dispensa papal necesaria para dar legitimidad al matrimonio y a su descendencia. Pese a ello, la Reina amó profundamente a su marido, y él a ella, tanto que se buscó una amante de idéntico nombre, María Alfonso de Meneses.

Sancho El Bravo, sobrenombre que según dicen le venía más por su carácter iracundo que por su valor, era tuberculoso y la vida se le escapaba en plena juventud. Le llegó la hora el 25 de abril de 1295, dejando viuda a su esposa y huérfano a su hijo de nueve años.

A la madre coraje le tocaba defender los derechos del pequeño Fernando en una Castilla al borde del conflicto civil. Los infantes de la Cerda, a quienes el testamento de un demente Alfonso X situaban por delante de su hijo Sancho, conspiraban para hacerse con su reino, y a sus maquinaciones se unieron otros siniestros personajes, desde la poderosa familia Lara hasta el traidor infante don Juan.

La Reina madre demostrará una templanza admirable en la adversidad y logrará el decisivo apoyo de los procuradores en Cortes para financiar sus campañas y aislar a sus enemigos. Con el favor de su pueblo la Reina irá trazando alianzas hasta la coronación, a los catorce años, de su hijo Fernando, para quien obtuvo la ansiada dispensa papal de parte de Bonifacio VIII. Aún volvería al poder la anciana regente cuando su hijo fallezca, también de tuberculosis.

María de Molina contaba esta vez con el favor de Aragón, fruto de las alianzas matrimoniales que había favorecido. La muerte la encontró mientras buscaba la paz para su nieto. Su ausencia sumiría a Castilla en una espantosa anarquía, que no cesaría hasta la coronación de Alfonso XI.

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