1940: Las armas que decidieron la II Guerra mundial (2º Parte)

La Segunda Guerra Mundial fue el final de los acorazados. Los protagonistas de la batalla de Jutlandia en la I guerra mundial ,dieron paso a los portaviones y a los submarinos en los primeros combates donde no se avistaron nunca sus contendientes.


ACORAZADO DE BOLSILLO.
Este tipo de navío fue diseñado por la Kriegsmarine para operar como piratas: operaciones furtivas en el Atlántico contra los barcos de transporte británicos a la vez que evitaban entablar combates con otros buques de guerra. El más célebre fue el Admiral Graf Spee, apoyado por su buque de suministro Altmark, que hundió varios transportes aliados antes de enfrentarse con tres cruceros en Río de la Plata. A pesar de tener la oportunidad de escapar tras dejarlos grávemente dañados, se refugió en Montevideo. El Gobierno de Uruguay dio 72 horas de plazo para marcharse, tiempo aprovechado por los británicos para retrasar su marcha mediante sabotajes y desplegar sus escuadras a la salida. El capitán del Graf Spee, Hans Langsdorff, ordenó su hundimiento. Un día después, se suicidó envuelto en la bandera alemana .

ACORAZADO YAMATO
El navío más grande de la Segunda Guerra Mundial fue el acorazado Yamato. Con un tonelaje de 72.908 toneladas, una tripulación de 2.800 hombres y 263 metros de eslora, este buque ya era una reliquia cuando fue botado. En una guerra aeronaval, sus cañones de 460 mm eran inútiles frente a los ataques de aviones torpederos. Por ello, su única misión fue una misión suicida: fue cargado con suficiente combustible para llegar a Okinawa, donde se enfrentaría a los estadounidenses, pero no para volver. A 200 kilómetros de su destino, fue atacado por casi 400 aviones, entre ellos bombarderos y torpederos. Aguantó dos horas antes de hundirse en las aguas del Pacífico.

SUBMARINO U-VII 
La Batalla del Atlántico fue decisiva. Las 'manadas de lobos' alemanas estuvieron a punto de ahogar a Reino Unido atacando a sus convoyes desde las sombras. Los primeros años fueron dramáticos, con una media de 350.000 toneladas hundidas al mes en 1941. Sin embargo, con la introducción del sonar los submarinos quedaron a merced de los destructores. Alrededor de 85.000 marinos aliados murieron. Por su parte, unos 28.000 de los 41.000 tripulantes de submarinos alemanes, 783 de 1.200 U-Boat, desaparecieron en las aguas del Atlántico. El mejor submarino alemán fue el U-VII, capaz de sumergirse a 250 metros sin poner en peligro su integridad, aunque al final de la guerra entró el servicio el eléctrico XXI.

PORTAVIONES
La Segunda Guerra Mundial coronó al portaviones como rey del mar. Los acorazados, reyes en Jutlandia en 1916, fueron a partir de entonces un blanco perfecto para los ataques aéreos. Culpa del cambio tuvo el Tratado de Washington de 1922, que limitó la construcción de los acorazados en favor de estos navíos que aún no habían entrado en combate. Además de grandes portaviones como el Lexington o el Enterprise, 60 y 96 aviones, respectivamente, también se apostó por la construcción de navíos más pequeños para proteger los convoyes y servir de avanzadilla de las flotas.


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